Cicuta o Conium Maculatum, una de las plantas venenosas más comunes en Euskadi

La cicuta es, sin lugar a dudas, la planta venenosa más famosa de la historia desde que el filósofo Sócrates fuera envenenado el 399 A.C tras su sentencia a muerte. Una planta con una alta toxicidad que, sin embargo, se encuentra fácilmente en jardines, parques y arcenes con ambientes húmedos y frescos como los de Euskadi.

Cómo es la planta de cicuta y dónde se puede encontrar

• Nombres. Conium maculatum, cicuta, perejil de las brujas o perifolio de asno, entre otros.
• Características. La cicuta es una planta fétida sumamente venenosa. Puede alcanzar hasta los 2,5 metros de altura. La parte inferior de su tallo, hueco, tiene manchas rojas.
• Floración. De junio a agosto, por norma general. Pequeñas flores con cinco pétalos blancos.

La cicuta pertenece a la familia de las umbelíferas o apiáceas, y es una planta de grandes hojas compuestas que disminuyen su tamaño a medida que llegan al ápice , lo cual resulta en su característica forma triangular. Su aspecto puede confundirse con la planta del anís o del hinojo, pero las manchas rojizas de su tallo delatan su identidad.

Sus flores son de color blanco y de tamaño más bien pequeño, formadas por 5 pétalos que se curvan hacia el interior. Sus frutos, de color verdoso y forma ovalada, miden alrededor de cinco milímetros y al madurar se dividen en dos partes y sus semillas son pequeñas y de color negro.

Esta planta, de nombre científico Conium maculatum, es una de las más venenosas de la flora ibérica. Es una planta nativa de Europa, Asia y el norte de África y puede encontrarse en sitios tan habituales como los arcenes, los caminos, los jardines y algunos parques. Su presencia, a causa de su mal sabor y olor, no suele provocar accidentes, aunque sí se aconseja retirar de zonas cercanas a parques infantiles o áreas de recreo.

Compuestos y toxinas de la cicuta, la planta venenosa más ‘célebre’

La cicuta posee trece compuestos químicos alcalóides con propiedades tóxicas, entre los cuales se encuentra la coniína (también llamada a veces directamente cicuta) y la γ-coniceína. La mayor concentración de veneno se encuentra en la semilla, si bien hojas, tallos y otros también contienen compuestos químicos dañinos aunque en menor medida.

Sus propiedades neurotóxicas, es decir, afectan al sistema nervioso, y en especial al sistema nervioso periférico, son las acarrean el envenenamiento del ser que la ingiera. Y es letal tanto para humanos como para animales como vacas, cerdos, ovejas, aves, etc. Y es que debido a su alta potencia, la ingestión de dosis aparentemente pequeñas pueden fácilmente causar la muerte a través de un colapso respiratorio.

En cuanto a las semillas, las que poseen mayor concentración de veneno, sólo un gramo es suficiente para producir una muerte violenta. Por el contrario, si se utilizan las hojas, la cantidad necesaria aumenta a diez gramos.

Aplicaciones de la cicuta a lo largo de la história

La muerte de Sócrates a manos de la cicuta, aunque se dice que la bebida que le provocó la muerte mezclaba opio, vino y mirra entre otros, la ha convertido en uno de los venenos más reconocibles. Y es que este brebaje tóxico era el proceso habitual de ejecución en la antigua Atenas.

Sin embargo, como ocurre con la mayoría de plantas con principios activos, la cicuta en sí misma no es peligrosa: sólo la dosis decide si una sustancia inocua puede resultar tóxica, alucinógena o medicinal. Y aunque se tiende a asociar las plantas con sus ventajas medicinales, la historia demuestra un amplio uso como venenos o alucinógenos.

Hasta la llegada de la medicina moderna, varios derivados de la planta, con una dosificación muy controlada, se han utilizado para tratar herpes, dolores articulares o tumores.